miércoles, 27 de marzo de 2013

CUADERNOS DE FORMACION POLITICA No. 1


PORQUE CONSTRUIMOS
LA ORGANIZACION POLITICA DE MASAS
DE LOS TRABAJADORES.

Cuadernos de Formación Política N°1 Comités de Base
  

INTRODUCCIÓN

El debate sobre la existencia de formas político-organizativas de masas tiene ya precedentes, que se remontan a la primigenia discusión planteada al interior de la izquierda sobre la relación vanguardia- masas. La controversia se remite, así mismo, a las diversas discusiones y experiencias acumuladas por algunas fuerzas alrededor de la relación vanguardia- Organización Política de Masas –OPM- y Movimiento Político de Masas –MPM-, así como al interior de algunas  organizaciones sociales y a la polémica sobre la relación de la OPM  con el  MPM y el movimiento de masas en general.

Las divergentes apreciaciones sobre el tema tienen viejas raíces fundamentadas, de una u otra manera, en las controversias, que de forma diversa y en condiciones diferentes a las nuestras, han sido libradas a lo largo del tiempo por las diferentes corrientes internacionales que reivindican el marxismo -leninistas, trostkistas, stalinistas, maoístas, etc.-. Indudablemente quienes han dado mayor riqueza y brillo propio al tema han sido los Leninistas, pues desde ese enfoque han logrado plantear un esquema organizativo flexible, propicio de aplicar a diversas condiciones y escenarios económico-sociales y bien vale la pena estudiarlo para repasar los aportes que se pueden adaptar a nuestra situación concreta.

Igual importancia tiene para nosotros conocer y analizar a fondo la variada experiencia organizativa desarrollada por nuestro pueblo, por sus organizaciones y por los pueblos latinoamericanos y sus expresiones revolucionarias.

Una buena parte de la contradicción existente tanto al interior de la fuerza como de la izquierda colombiana tiene que ver con la caracterización del problema organizativo,  el   cual   contempla  los  siguientes  ingredientes:  definir  que  es  el Movimiento Revolucionario y, a su vez, precisar cuales son sus diversos componentes; especificar el papel que cumple en el proceso la Fuerza Social Revolucionaria -conjunto revolucionario popular sobre el cual han de apoyarse los destacamentos más avanzados para poder dirigir y hacer la revolución- y conceptuar sobre el poder popular, aclarando si tenemos un enfoque instrumentalista y  populista o marxista sobre este importante tópico.

Quizás el grado de empirismo y desprecio por la teoría  en que  hemos caído en el terreno organizativo, nos hace olvidar a menudo la importancia de la experiencia universal y nacional vivida en este campo, así como las diferentes discusiones desarrolladas por los marxistas. Los resultados de estas y su comprobación práctica nos puede servir de fuente de análisis y reflexión para resolver los problemas por los que hoy atravesamos, los cuales no podemos mirar desde un punto de vista puramente empírico, sino, precisamente, desde un ángulo dialéctico.

El estudio de la teoría marxista de organización juega un papel importante en el análisis de nuestra realidad organizativa. La polémica que se inicia debe tomar en cuenta que hay que “tener siempre presente que el socialismo desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir, que se le estudie”[1]. Debemos, entonces, saber combinar el análisis de la realidad con la racionalización de las experiencias propias y con la investigación sobre la experiencia organizativa universal del marxismo-leninismo. En este documento trabajamos por sistematizar y sintetizar esos tres elementos y desde ahí aspiramos a sacar conclusiones.

El presente documento ha sido estructurado con base en una serie de aspectos generales que contemplan los argumentos teóricos y prácticos reafirmantes en la construcción de las OPM por frentes de masas. Por tanto, el material tiene dos propósitos centrales: recoger la experiencia vivida en dicho campo y fundamentar la necesidad de construir la OPM de los trabajadores y, al mismo tiempo, demostrar la validez de impulsar estas formas organizativas en cada una de las clases y sectores sociales más importantes componentes del bloque dominado existente en nuestra Nación.   

El texto muestra, ha sido estructurado de lo general a lo particular y hace parte de un conjunto de documentos que tratan sobre los criterios políticos generales que hay que tomar en cuenta para definir las formas organizativas de masas a impulsar en el proceso revolucionario colombiano; caracteriza las formas organizativas intermedias u organizaciones políticas de masas y, precisa cuales son las diferencias y complementaciones que existen entre las organizaciones  políticas de masas el movimiento político de masas.

Su contenido describe, en términos amplios, cada uno de los elementos que convalidan la existencia de las OPM. En primer lugar, describimos porque posibilita canalizar políticamente la diversidad social existente en la Formación Económica Social Colombiana; en segundo lugar, planteamos porque es el resultado de la experiencia nacional e internacional de los revolucionarios; en tercer lugar, argumentamos porque facilita superar los vacíos existentes en la relación izquierda-movimiento de masas; en cuarto lugar, exponemos porque su construcción corresponde a la concepción de poder popular, que históricamente hemos levantado; en quinto lugar, expresamos porque corresponde esta forma organizativa a un nivel de desarrollo de la conciencia y de la actividad de los revolucionarios y en quinto lugar, concluimos porque es la opción política y organizativa que mejor se adapta a la situación de guerra que vivimos.

Este último aspecto es el que queremos recalcar en esta introducción, pues la ofensiva militar burguesa -con sus diversas expresiones militares y paramilitares- se lleva a nuestros mejores combatientes, amedrenta a los trabajadores, elimina las mínimas garantías políticas necesarias al desarrollo de una praxis revolucionaria abierta, arrasa con las organizaciones sociales, viola todo principio universal de respeto a los derechos humanos y a las normas éticas internacionales propias de los conflictos políticos, sociales y militares internos.

La burguesía y el imperio del Norte sueñan con obtener en Colombia un triunfo militar al estilo Pinochet o Fujimori, para consolidar su proyecto neoliberal y el saqueo transnacional; esa macabra quimera implica el arrasamiento de la insurgencia, la destrucción de toda oposición política y la desaparición de las organizaciones sociales o su anexión al proyecto contrarrevolucionario. Tan criminal y antipatriótico propósito no pasará sí logramos adaptarnos rápidamente a la realidad de guerra total que se nos ha planteado. Tenemos que ser concientes ahora del peligro que tenemos al frente y luchar denodadamente por derrotarlo. Vivimos tiempos decisivos para la patria, los trabajadores y el pueblo. No seamos inferiores a nuestro compromiso social y político, organicémonos para derrotar a quienes traen explotación, opresión, ruina, desolación y muerte a nuestras vidas, hogares y a la sociedad: la oligarquía criolla y el imperialismo. 

Existen una serie de razones políticas e históricas que afirman la validez de la construcción del Movimiento Revolucionario, de la Fuerza Social Revolucionaria, de sus instrumentos políticos: Vanguardia, Organización Política de Masas -OPM- y Movimiento Político de Masas -MPM-. De igual manera, constatan la necesidad de lograr que las organizaciones sociales asuman un carácter, un papel y una forma de construcción política.

Es nuestra intención en este documento únicamente referirnos a la OPM. Por ello nos centramos en esta exposición, en justificar la edificación histórica de este instrumento organizativo en nuestras condiciones concretas, viéndolo valido únicamente como herramienta de trabajo organizativo y no como propósito o fin político.

Expongamos, pues, los motivos que nos llevan a considerar pertinente la construcción de la OPM de los trabajadores.

1. ES LA RESPUESTA ORGANICA QUE CANALIZA LA DIVERSIDAD SOCIAL DE LA FESC

En la Formación Económica Social Colombiana -FESC- existe una abigarrada estructura de clases, capas, sectores y estamentos sociales, que complejizan no solo la lucha de clases sino, también, las formas organizativas a impulsar por los revolucionarios, destinadas a catalizar y canalizar estratégicamente el conflicto social.

El carácter capitalista dependiente de nuestro país si bien ha conllevado un proceso de disolución de una buena parte de las relaciones económicas precapitalistas, a su vez, no ha dado origen a un amplio y profundo desarrollo industrial, que posibilite el crecimiento y consolidación  de la clase obrera como el conglomerado social más importante de la Nación, desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo; a lo que condujo ese tipo de desarrollo fue al nacimiento y crecimiento de multitud de sectores sociales, que por su gran diversidad hacen supremamente compleja la estructura de clases de nuestra Formación Económico-Social -FESC-.

Desde mediados de la década de los cincuenta, durante la última etapa de la guerra civil no declarada, conocida por todos nosotros como la época de “la violencia”, hubo un crecimiento de enormes proporciones de los llamados sectores populares -semiproletariado y pequeña burguesía urbana-, de los trabajadores del sector servicios, de las capas medias y, en menor medida, del proletariado industrial y agrícola.

Esta gran diversidad social nos plantea el interrogante de como incorporar al movimiento revolucionario al conjunto de explotados y oprimidos del país, que tienen contradicciones generales y especificas con el Bloque Dominante.

Cuales son, pues, las formas organizativas que pueden potenciar la energía revolucionaria de estas clases, capas, sectores y estamentos sociales. Sin duda alguna para nosotros, uno de los instrumentos organizativos vitales para realizar esta tarea es la OPM. Ella no solo facilita potenciar y canalizar esa energía sino, también, dirigirla hacia la construcción de un gran Movimiento Político de Masas de carácter Democrático y Revolucionario.

La principal razón para respaldar esta afirmación es que quienes componen la OPM recogen las reivindicaciones y particularidades de la clase, capa, sector o estamento social donde actúan y las ligan a los intereses generales del proletariado, de la sociedad y de la Nación. Con ello garantizan que esos intereses se reflejen en una propuesta política sectorial y, a su vez, se articulen a un proyecto de liberación económica, política y social dirigido por la clase obrera: única garantía de avanzar hacia el socialismo.

2. ES FRUTO DE LA EXPERIENCIA NACIONAL E INTERNACIONAL DE LOS REVOLUCIONARIOS

Las OPM no son invención nuestra. Hacen, por tanto, parte de todo el bagaje instrumental construido por el marxismo-leninismo en su accionar a lo largo y ancho del mundo, como del acumulado organizativo internacional alcanzado hasta el presente por la clase obrera. En ese sentido, hay un amplio acervo político-organizativo mundial, latinoamericano y nacional, que a continuación exponemos:

A. El acumulado marxista-leninista en cuanto a formas intermedias de organización.
El marxismo ha tenido una rica y variada experiencia organizativa internacional, que le ha permitido desarrollar diversas propuestas en este terreno -entre ellas las de las organizaciones intermedias, denominadas por nosotros Organización Política
de Masas-, aplicables específicamente a condiciones sociales y políticas determinadas. La mas rica de esta es la experiencia leninista, que apunta a solucionar tanto el problema de los niveles organizativos necesarios para el desarrollo y la incorporación política del pueblo a la lucha revolucionaria como el de la construcción de la misma dirección política del proceso revolucionario.

Si bien, Lenin adjudica a la vanguardia el papel de dirigir tanto el proceso revolucionario en su conjunto como a todas las demás instancias organizativas que participan en este, no se limita a reducir el espacio organizativo revolucionario y popular a la vanguardia.

En efecto, plantea que deben existir una serie de organizaciones que agrupen a todo aquel que quiera participar en él y en sus diversos niveles de desarrollo. Desde los más clandestinos y estrechos hasta los más legales y amplios. Al respecto anota que “existe toda una cadena de eslabones empezando por el puñado que forma un núcleo muy clandestino y estrecho de revolucionarios profesionales (centro) terminando en una masiva organización sin miembros... esta claro de por sí que estos eslabones intermedios se encontrarán en medio de la organización de revolucionarios y la organización de masas; en medio por el tipo de su estructura, es decir, serán menos estrechos y clandestinos en el centro, pero más que una unión  de tejedores, etc.”[2].

Y un tiempo después se reafirma en la misma idea al escribir respecto al tema organizativo: “Ha olvidado (Trostki) que en mi libro  (Que hacer?) presupongo una serie de organizaciones de tipos diversos, desde las más conspirativas y estrechas hasta las más  amplias y ‘libres’.. ha  olvidado que el partido debe ser únicamente el destacamento de vanguardia  y dirigente de la inmensa masa de la clase obrera, la cual actúa en su totalidad (o casi en su totalidad) bajo la dirección y el control de las organizaciones del partido, pero que en su totalidad no pertenece ni debe pertenecer al partido”[3].

Más tarde, en los albores de la revolución de 1905, Lenin propone que los sectores avanzados del movimiento obrero, la capa intermedia entre las masas y los revolucionarios profesionales, estén dentro del partido. “Por el grado de organización  en general , y por el de clandestinidad en particular, pueden más o menos distinguirse, poco más o menos, las categorías siguientes:

a. Organizaciones de revolucionarios

b. Organizaciones de obreros, lo más amplias y diversas posibles (me limito a la clase obrera, suponiendo como cosa que se entiende por sí misma que, en determinadas condiciones , ciertos elementos de otras clases entrarán también en otras organizaciones). Estas dos categorías constituyen el partido. Luego;

c. Organizaciones obreras adheridas al partido;

d. Organizaciones obreras no adheridas al partido, pero subordinadas de hecho a su control y dirección;

e. Elementos no organizados de la clase obrera sometidos también en parte, al menos en el caso de grandes manifestaciones de la lucha de clases, a la dirección de la Socialdemocracia.

Así es, aproximadamente, como están las cosas desde mi punto de vista”[4].

Stalin, por otro lado, también reconoce que al lado de la vanguardia existen otra serie de organizaciones políticas y sociales de la clase obrera, dándole continuidad a las ideas leninistas en este campo. Empieza por clarificar que “el partido es el destacamento avanzado de la clase obrera. Pero el partido no es la única organización  de la clase obrera. El proletariado cuenta con muchas otras organizaciones  sin las cuales no podría luchar con éxito contra el capital; sindicatos, cooperativas... organizaciones femeninas sin partido, prensa, organizaciones culturales y educativas, uniones de la juventud, organizaciones revolucionarias de combate”[5].

De igual manera, aclara que “La inmensa mayoría de estas organizaciones son organizaciones sin partido y solo unas cuantas están directamente vinculadas al partido o son ramificaciones suyas”[6]. Y sobre esta base se pregunta y al mismo tiempo responde: “Pero como llevar a cabo la dirección única, con tal abundancia  de organizaciones? Qué garantía hay de que esta multiplicidad de organizaciones no lleve a incoherencias en la dirección? Cada una de estas organizaciones actúa en su propia órbita y por ello no pueden entorpecerse las unas a las otras. Esto naturalmente, es cierto, pero  también lo es que todas estas organizaciones tienen que desplegar su actividad en una misma dirección, pues sirven a una sola clase, a la clase de los proletarios”[7]

Por otro lado, el gran revolucionario italiano Antonio Gramsci contribuye al desarrollo  del debate cuando escribe, refiriéndose a las características político-organizativas del Partido Marxista, que para la existencia misma de este “es preciso que coexistan tres elementos fundamentales:

a. Un elemento indefinido, de hombres comunes, medios, que ofrecen, como participación su disciplina y su fidelidad, más no el espíritu creador  y con alta capacidad de organización. Sin ellos el partido no existiría, es verdad, pero es verdad también que el partido no podría existir solamente con ellos. Constituyen  una fuerza en cuanto existen hombres que los centralizan, organizan y disciplinan, pero en ausencia de esta fuerza cohesiva se dispersarían y se anularían en una hojarasca inútil...

b. El elemento de cohesión principal, centralizado en el campo nacional, que transforma en potente y eficiente a un conjunto de fuerzas, que  abandonadas a sí mismas contarían cero o poco  menos. Este elemento está dotado de una potente fuerza de cohesión, que centraliza y disciplina y sin duda a causa de esto está dotado igualmente, de inventiva...

Es verdad también que un partido no podría estar formado solamente por este elemento, el cual sin embargo tiene más importancia que el primero para su construcción...

c. Un elemento medio, que articula el primero y el segundo, que los pone en contacto no solo físico, sino moral e intelectual. En la realidad, para cada partido existen proporciones definidas entre estos tres elementos y se logra el máximo de eficiencia cuando tales proporciones definidas son alcanzadas”[8]. En consonancia, podemos sacar varias conclusiones de la experiencia marxista en el terreno organizativo. Ellas son:

·      Las formas intermedias de organización -OPM- han sido desarrolladas ya desde principios de siglo, en algunos casos como organizaciones de “fuera” de la vanguardia y, en otros, como integrantes de esta[9]; son, desde el punto de vista de los clásicos del marxismo, instrumentos necesario para llevar la política a las  masas, hacer participar orgánicamente en la revolución a sectores avanzados del movimiento de masas y ejercer sobre él un grado de conducción política, determinado por las condiciones particulares de cada proceso.

·      Existen multiplicidad de formas organizativas dentro del proceso que deben tener una dirección ideológica y política unificada, así tengan diversas direcciones desde el punto de vista organizativo. Esas formas deben realizar su actividad en pos de construir un horizonte único, pues están al servicio de la clase obrera y el pueblo en miras de contribuir a desarrollar el proceso de acumulación de fuerzas, construir el poder popular, llevar a la clase obrera y al pueblo a participar en la revolución y a realizar sus fines históricos últimos.

·      Existen tres niveles orgánicos generales dentro del movimiento revolucionario -estén dentro  de la estructura de vanguardia o no-, que representan: el uno a la dirección del proceso revolucionario en su conjunto -el elemento de cohesión principal en Gramsci y la Organización de Revolucionarios en Lenin-; el otro la capa intermedia, que es capaz de unir a la dirección revolucionaria con las masas -elemento medio en Gramsci y Organizaciones intermedias u organizaciones obreras partidarias lo más amplias y diversas posibles en Lenin-; y, el tercero, que representa a las masas -elemento indefinido en Gramsci y organizaciones obreras adheridas al partido, organizaciones obreras no adheridas pero subordinadas al control y dirección del partido y elementos no organizados sobre los cuales el partido ejerce  la conducción en las coyunturas históricas, según Lenin-. Estos tres elementos son inseparables en el  proceso y solo construyéndolos y sabiéndolos combinar adecuadamente se puede lograr la victoria revolucionaria.

·      Existe la necesidad de organizar políticamente a las masas y hacer que estas construyan sus propios espacios políticos. Organizar políticamente a las masas y trabajar por su desarrollo político significa subordinar a este objetivo todas las tareas parciales y los distintos procedimientos de organización y de lucha; construir la más extensa y amplia organización política de masas, ligándola a lucha que libran cotidianamente los trabajadores y desarrollar permanentemente, en profundidad y extensión, la agitación y propaganda política. La historia nos demuestra que los obreros y los sectores populares alcanzan diversos niveles políticos de organización, cuyo carácter depende, en gran medida, de las condiciones concretas en que se desenvuelve la lucha de clases. Al nivel intermedio corresponden las OPM. Tales organizaciones pueden ser agrupadas en un gran Movimiento Político de Masas, el cual potencia y centraliza las mayorías y las hace ser eficaces y poderosas en el combate contra sus enemigos.

3. LA OPM  ES RESULTADO DE LAS EXPERIENCIAS ORGANIZATIVAS REVOLUCIONARIAS EN AMÉRICA LATINA.

La experiencia de construcción de OPM se ha vivido no solo en nuestro país sino también en el Cono Sur -Argentina y Chile- y en América Central -El Salvador, Nicaragua y Guatemala-. Esas experiencias nos han arrojado resultados positivos  y negativos. Quizás el mayor error en América Latina en la construcción de OPM es el haber partido de la visión aparatista -esta forma organizativa es simplemente un aparato más de la vanguardia-, instrumentalizándose con ello su dirección ideo-política y organizativa, cayéndose en la destrucción de su iniciativa y de su capacidad para captar todo el torrente político-organizativo que genera el movimiento de masas.

Una de las experiencias más aleccionadoras de aporte de las OPM al proceso revolucionario Latinoamericano la podemos encontrar en Nicaragua, donde surgieron entre otras organizaciones el Frente Estudiantil Revolucionario -FER- Sandinista, la Juventud Revolucionaria Nicaragüense -JRN-, el Movimiento Cristiano Revolucionario -MCR-. Estas formas organizativas políticas de masas estaban inscritas dentro de la política general del Frente Sandinista de Liberación Nacional, pero, a su vez, desarrollaban una política particular para cada sector social. Ello jamás dificultó llevar una única orientación política global a un sector en específico.

Por medio de ellas no solo se logró crear una escuela inagotable de cuadros revolucionarios sino también se potenció al movimiento de masas como movimiento político. En esta experiencia la OPM logra un gran prestigio dentro del pueblo, desarrolla una amplia capacidad de lucha y construye una inequívoca vocación de poder.

4. ES PRODUCTO DE LA RACIONALIZACIÓN DE LA EXPERIENCIA ORGANIZATIVA DESARROLLADA POR DIVERSOS MOVIMIENTOS POLÍTICOS DE MASAS EN NUESTRO PAÍS.
Dos de los problemas no resueltos, dentro del acontecer histórico del movimiento de masas de nuestro país, son el de la conducción política permanente y el de la existencia de una columna vertebral que le permita tener continuidad, profundidad y extensión a los Movimientos Políticos de Masas. Recordemos casos como el del Frente Unido de Camilo Torres, que se disolvió al no tener un sostén político-organizativo duradero. Esta es una experiencia histórica bastante aleccionadora para nuestro caso.

Por otro lado, los movimientos sociales y sus protestas no logran expresarse de una manera coordinada en el tiempo y en el espacio y no trabajan por centralizarse ni por construir el poder popular, cosa que los lleva a ser coyunturalistas, espontaneístas y economicistas.

Entonces, ¿Orgánicamente cómo podemos responder a semejantes retos? Empecemos por decir que la columna vertebral del movimiento de masas debe estar conformada por cuadros y activistas organizados con real capacidad de conducción. El movimiento por si solo no puede dotarse de una conducción y emprender las múltiples tareas que se requieren para lograr el triunfo  en la lucha de clases. Esta organización de activistas y cuadros- que es escuela permanente de formación de nuevos revolucionarios- es la OPM.

Ella es la que debe darle continuidad al movimiento y contribuir a su centralización en una propuesta político-organizativa mucho más amplia, que agrupe a todas las masas; es la que debe dirigir coordinadamente la protesta y la confrontación que libran las Organizaciones Sociales contra el régimen burgués y la que encabeza, en estos espacios, la construcción del poder popular.

5. ES LA SINTESIS ORGANIZATIVA DE LA EXPERIENCIA POLÍTICA DE NUESTRA FUERZA.

Como herederos políticos de Camilo Torres, el más grande revolucionario democrático contemporáneo que ha producido América Latina, y articuladores de los aportes de los revolucionarios premarxistas y marxistas de esta parte del Mundo, podemos identificar tres grandes momentos en nuestra construcción orgánica de formas políticas de masas al interior del  movimiento de masas. Ellos son:


a. La construcción del Frente Unido.

En cuanto al Frente Unido hay valiosas lecciones que aprender. En su inicio parte de aglutinar, como propuesta democrática, a diversas fuerzas de centro de esa época -MRL Línea Dura, ANAPO, Democracia Cristiana-, quienes se acercan y participan pasajeramente en el Frente motivados básicamente por razones electorales; también centraliza a diferentes expresiones de izquierda -MOEC, PCC, Vanguardia Nacional Popular, PSR-ARCO, FUAR-, a compañeros miembros de fuerzas insurgentes -las cuales recién aparecen en ese momento en el país-  y a distintos sectores que se encuentran organizados en diversos movimientos sociales.

Todas estas formas organizativas confluían allí al estar de acuerdo con la Plataforma de Lucha lanzada por Camilo. Viendo críticamente la participación en el Frente de todas estas fuerzas políticas, su fundador toma como principal preocupación organizar las bases que no tenían ninguna militancia política. Así lo expresó en varias oportunidades “el pueblo se ha dado cuenta de que la organización es la base del movimiento revolucionario... la organización de la base es un hecho que crece con una celeridad insospechada.

...El Frente Unido del pueblo está constituido por los movimientos políticos organizados que hayan aprobado la plataforma de lucha y por todos los colombianos (liberales, conservadores, anapistas, lopistas, MRL, comunistas, expulsados o no, organizados o no, demócratas cristianos, independientes, etc,) que aprueben esa misma plataforma.

Necesitamos unir  a los oprimidos contra los opresores. Pero en Colombia la mayoría de los oprimidos no pertenecen a los grupos políticos organizados. Son los no alineados, los que quieren en su mayoría la revolución, pero no están organizados. ¿Cuál es entonces el deber de los revolucionarios más concientes, mas organizados, no tanto en su grupo sino en la revolución colombiana? Pues  organizar los no alineados, por eso, la preocupación central del Frente Unido es organizar los no alineados. Hacer que se alineen”[10]

Camilo parte de que la agitación política ha facilitado la movilización popular, pero visualiza que esta aun no se ha transformado en organización; se propone entonces pasar a tomar como tarea central la organización política del pueblo, pues si bien ella existe a nivel nacional es todavía muy débil y dispersa. Hay que lograr complementar la extensión del Frente Unido con la consolidación de la calidad de sus formas organizativas de base, que el mismo Camilo va a clasificar en tres tipos:

·      Comandos homogéneos de los grupos organizados que participan formal e informalmente, del Frente Unido.

·      Comandos mixtos constituidos con elementos de los grupos organizados y por los no alineados.

·      Comandos homogéneos de “no alineados” en otros grupos.

Los no alineados van a ser el fundamento orgánico para construir un Movimiento Político de Masas, de ahí que Camilo plantee que la constitución de comandos de este tipo es la tarea orgánica esencial de los revolucionarios dentro del Frente Unido. Estos comandos son la primera forma de organización intermedia -OPM-, que conocemos en la historia política de la izquierda colombiana. 

Pero Camilo no se limita a construir esa forma organizativa sino que, además, se propone estimular y apoyar a las organizaciones sociales de obreros, campesinos, pobladores, estudiantes tanto en sus luchas reivindicativas como en la transformación de estas últimas en luchas políticas, que los conduzcan a la construcción del poder popular y la toma del poder político.

Las principales enseñanzas que se desprenden de esta experiencia son:

·      Las alianzas políticas y sociales hechas por los revolucionarios se van decantando por medio de la lucha ideológica y política librada al interior del trabajo de  masas.

·      Los Movimientos Políticos de Masas son espacios muy amplios de organización de la población explotada y oprimida y deben servir para incorporar a los de abajo a la lucha revolucionaria. Lo fundamental es organizar a  los “no  alineados”.

·      Sin una columna vertebral política los proyectos políticos de masas no pueden sobrevivir. Esta columna vertebral para Camilo la constituían las formas de organización intermedia -OPM-, denominadas por él Comandos del Frente Unido.

·      Las organizaciones sociales no deben limitarse a desarrollar la lucha reivindicativa sino que deben orientar sus esfuerzos a construir el poder popular y a desarrollar la lucha política para ayudar a conquistar el poder para el pueblo.

b. La construcción del FER y los CTS.

La segunda gran experiencia que intentamos desarrollar, esta propiamente como OPM, fue la de la construcción de los Colectivos de Trabajo Sindical -CTS-, como OPM de los trabajadores y el Frente Estudiantil Revolucionario Sin Permiso -FERSP-, como OPM de los estudiantes.  ¿Que nos deja esta experiencia?

·      Un buen acumulado político-organizativo, que luego perdimos por la incapacidad para formar una gran capa de cuadros revolucionarios, la escasa diferenciación que hicimos entre los espacios naturales de las masas y sus organizaciones políticas, la poca ductilidad para canalizar las coyunturas políticas favorables, la baja capacidad de conducción política nacional y la existencia de serias contradicciones políticas a nuestro interior en torno a la línea de construcción de la Fuerza Social Revolucionaria -FSR- en nuestro país -contradicciones que estallaron posteriormente con la experiencia de A Luchar-, cosa que dio al traste con la existencia de este par de experiencias.

·      Un buen acumulado teórico-práctico en torno a como construir este tipo de instrumentos revolucionarios. No solo se logró reactivar el movimiento sindical y el movimiento estudiantil sino demostrar que esta forma organizativa era alternativa política para los activistas y para quienes surgían en la lucha revolucionaria; además, era considerada como vocero de las reivindicaciones políticas de los movimientos sociales en donde actuaba. Así mismo, se consiguió decantar posiciones teóricas y alcanzar un buen acumulado en este campo, que nos sirve hoy como pilar para argumentar y construir la nueva experiencia a desarrollar. 

·      Capacidad para formular propuestas organizativas de tipo estratégico para algunas de las clases, capas, sectores y estamentos sociales del bloque dominado. Con ellas avanzamos a construir propuestas políticas específicas, que valga decir, no pudieron trascender en el largo plazo. Sin embargo, nos dejaron puntos importantes de partida, que se constituyen en piedras angulares a retomar y aplicar en las actuales circunstancias...

·      Capacidad para construir desde el acumulado de las OPM el Movimiento Político de Masas, lo que constituía el primer intento, desde el Frente Unido, que hacíamos por dar un salto político-organizativo dentro del movimiento de masas. Desde las OPM se vislumbraba la construcción de A Luchar como la expresión embrionaria de Movimiento Político de Masas; esta posición fue reiteradamente derrotada a su interior. La posición mayoritaria, en ese entonces, convirtió esa organización en una especie de partido político de masas-Organización Política de Masas única-, más con el fin de construir un espacio de dirección política del proceso revolucionario, alterno al de las vanguardias, que con el propósito de levantar un proyecto revolucionario de masas-Movimiento Político de Masas-.

c. La construcción de A Luchar.

La experiencia más reciente de construcción de Movimiento Político de Masas, partiendo del acumulado alcanzado en gran medida por las OPM, es el de A Luchar. Este proceso atravesó por tres fases bien definidas, que podemos caracterizar así:

*El acuerdo político-sindical. A Luchar nace como un acuerdo táctico de diferenciación de diversas corrientes políticas que actúan al interior del movimiento sindical -hace parte de esta alianza inicial los Colectivos de Trabajo Sindical-, frente a la propuesta de paz y negociación que adelantan una buena parte de las fuerzas insurgentes con el Gobierno de Belisario Betancourt. Dicho acuerdo permite capear la ofensiva ideológica y política así como una buena parte de la guerra sucia, que recae sobre las dirigentes de las organizaciones sociales del pueblo. Ante ese éxito parcial, se ve perspectiva a la alianza dentro del movimiento de masas, pues va ganando un buen espacio no solo al interior de los sindicatos sino, también, en otros escenarios sociales y políticos. Por ello se define integrar allí a otras experiencias de OPM construidas por nuestra fuerza.
 
*La alianza entre OPM de diversos frentes  de masas y organizaciones partidarias. Una vez rebasa los marcos sindicales, A Luchar es el fruto de un acuerdo de confluencia táctica entre las OPM de la Fuerza, las expresiones agonizantes del Movimiento Pan y Libertad, la Corriente de Integración Sindical, algunas fuerzas independientes y algunas de las diferentes corrientes trostkistas que existían en ese momento en nuestro país. Ahí empieza no solo la discusión frente al papel político y organizativo de este instrumento -sus objetivos globales, estratégicos, tareas de largo plazo, carácter, fundamentos, su accionar táctico, etc.-, sino, también, se introduce la polémica sobre la validez de toda la teoría revolucionaria y de la práctica y propuestas revolucionarias que han existido en el panorama nacional.

La discusión no se limita al terreno organizativo sino que abarca al conjunto de la teoría y experiencia revolucionaria acumulada por quienes allí participan. Con ello desborda los marcos de A Luchar, pues lo que se pretende es cuestionarlo todo y sobre esa base construir otro proyecto de dirección revolucionaria, que es amplio y legal; desde muy temprano se niega la posibilidad de articular allí a las OPM y construir, a su vez, el MPM, entendido este último como un espacio muy amplio de alianzas de fuerzas sociales y políticas.

El desarrollo antidemocrático del debate, su superficialidad, su instrumentalización por una corriente conformada por trostkistas, la mayoría de los componentes del Movimiento Pan y Libertad y algunos de nuestros compañeros conllevan a tomar una decisión funesta: convertir A Luchar en una organización política de activistas, que pretende erigirse en dirección burocrática del proceso revolucionario, asaltando con ello el papel y el acumulado de fuerzas de vanguardia. Para conseguir tal objetivo ordenan la disolución de las OPM existentes en esa época.    

*Definición de ser una sola organización política de masas pública  y semilegal y la disolución de A Luchar. Se parte de que el movimiento de masas se debe construir sobre la base de un proyecto político general, que articule las necesidades y aspiraciones de quienes lo componen. Conforme a este postulado, se debe levantar una organización única de activistas que centralice todo su trabajo. Se niega, por tanto, la necesidad de tener  expresiones político-organizativas para cada clase, sector, capa o estamento social y, al mismo tiempo, se cierra el espacio impidiendo construirlo como alianza, pues quien no este dispuesto a disolverse allí no puede participar.

Se plantea la existencia, dentro del movimiento revolucionario, únicamente de la vanguardia y las organizaciones sociales de las masas y se pretende convertir a A Luchar en parte de la dirección revolucionaria. Pero el fracaso de estos postulados y los errores tácticos en el manejo y dirección del acumulado aportado al proyecto por la Fuerza llevan A Luchar “a hacer agua”; con ello llega la crisis y la propuesta es seriamente cuestionada desde todos los ángulos, terminando por disolverse.

Dicha experiencia deja una serie de lecciones, las cuales podríamos resumir de la siguiente manera:

·      Se disuelven las OPM perdiéndose no solo el acumulado político sino la capacidad de conducción sobre muchas de las organizaciones sociales existentes.

·      Se comprueba la falsedad de la tesis que niega la articulación global Vanguardia-Organización Política de Masas y Movimiento Político de Masas, que las contrapone, terminando en una construcción anarquista desde el punto de vista organizativo y populista en lo político, pues no solo niega el papel de las diversas formas organizativas que tiene el proceso revolucionario sino también el papel de la vanguardia, la dirección revolucionaria de la clase obrera y termina levantando una serie de reivindicaciones pequeñoburguesas, combinadas con una visión triunfalista, facilista, cortoplacista del proceso revolucionario y de postración política ante las masas.

·      Se comprueba la posibilidad de construir MPM y de lanzar desde allí propuestas políticas nacionales. Posibilidad que tiene mayor proyección en la medida en que se sepa articular la construcción de OPM con la del MPM.

·      Se dispersa de manera muy grave el acumulado de masas de la Fuerza, a nivel obrero, campesino, popular y estudiantil. El impacto es tan grande en este campo que prácticamente desaparecimos como Fuerza amplia del panorama político nacional.

·      Se comprueba la importancia de manejar y aplicar correctamente el marxismo-leninismo en nuestras condiciones concretas, pues la mayoría de los dirigentes de A Luchar renegaron del marxismo-leninismo; así mismo  desconocieron conscientemente la experiencia nacional e internacional acumulada por los trabajadores, alegando que dicho proyecto era sui generis, por tanto, no era susceptible de englobarse dentro de ningún esquema.

·      Se amerita saber manejar correctamente las alianzas y las contradicciones al interior del MPM, pues fuerzas ajenas a nuestros principios y objetivos tomaron la dirección política de A Luchar, excluyeron conscientemente a su contradictores a través del ejercicio de la antidemocracia, estrecharon su radio de acción, sembraron el confusionismo dentro de nuestro acumulado y terminaron por llevar el proyecto a su destrucción.

6. FACILITA SUPERAR LOS VACIOS EXISTENTES EN LA RELACION IZQUIERDA-MASAS

Los vacíos más notorios que ha tenido históricamente la izquierda revolucionaria colombiana  giran en torno a su estado de separación con el movimiento de masas y, en consecuencia, se relacionan con la despolitización del mismo. Esta realidad nos ha acompañado inexorablemente durante largo tiempo, así recientemente se haya venido avanzando lenta, parcial y sectorialmente en la superación de esta grave deficiencia.

La práctica política pasada ha contribuido a que esta brecha se ensanche. Una muestra de ello es que una gran capa de activistas revolucionarios hoy están  desligados de la construcción de propuestas políticas y de formas organizativas nacionales. Su actividad política se limita a lo local; por otra parte, la izquierda consecuente no ha logrado captar otra gran cantidad de revolucionarios honestos, que se desempeñan en el movimiento de masas, debido al aislamiento sufrido, cosa que ha facilitado la labor de los oportunistas, quienes la presentan a sus ojos como extrema izquierda.

El plantearnos centralizar una buena cantidad de activistas y politizar el movimiento de masas, nos obliga a emprender la construcción, en primer lugar, de un espacio organizativo donde confluyan aquellos activistas, formas organizativas locales, corrientes revolucionarias y nuevos combatientes que destaca diariamente la lucha de clases, quienes actúan en un espacio de masas determinado -obrero- sindical, popular, campesino, estudiantil, etc-. Esa confluencia debe darse sobre la base de la unidad  ideo política y de otras características que en otro material enumeraremos. Ellos deben ganar, o tener ganada, cierta experiencia política, un nivel teórico mínimo y la experiencia necesaria para comprometerse a llevar una vida organizativa reglamentada. Tal espacio orgánico son las OPM.

En segundo lugar, hay que construir un espacio mucho más amplio donde confluyan no solo las OPM sino todas las fuerzas sociales y políticas amplias que tercian por el cambio revolucionario en el país. Tal espacio es el Movimiento Político de Masas.

Las experiencias políticas más recientes nos han enseñado que hay que evitar que las OPM y el MPM se conviertan en espacios organizativos que propician la instrumentalización y el control burocrático y vertical del movimiento de masas o en espacios de legalización de activistas y de ejercicio del hegemonismo de una fuerza sobre las otras. Muchas de estos males los hemos vivido una y otra vez desde la década del setenta en expresiones orgánicas como la Unión Nacional de Oposición, el Frente Democrático y la Unión Patriótica -impulsadas por el Partido Comunista-; el Movimiento Firmes y la Corriente de Unidad y Democracia -impulsada por el M19-; la Unión Democrática Revolucionaria y el Frente Popular -impulsados por el Partido Comunista Marxista-Leninista- y A Luchar -impulsado por nosotros-.


7. SU CONSTRUCCIÓN RESPONDE A NUESTRA CONCEPCIÓN DE PODER POPULAR

Si el pueblo es el que hace la revolución, debemos trabajar por desarrollar su propio poder, sus propias instancias de poder -los órganos de poder popular-. Bajo ese criterio vemos la necesidad de construir formas político-organizativas -OPM- de largo alcance, que contribuyan a expresar sus intereses ideo-políticos,  procesen dialécticamente la política y contribuyan a su participación consciente en el proceso revolucionario.

Dentro de ese contexto, las OPM aportan en el desarrollo de la confrontación, en la articulación estratégica de la vanguardia con el movimiento de masas, en la armonización de las experiencias políticas vividas por el pueblo y en la unidad de la teoría  revolucionaria con el movimiento de  masas.

Además, coadyuvan a la unidad revolucionaria y popular en la medida en que analizan la realidad y conocen las aspiraciones generales y especificas de los trabajadores y del pueblo;  sobre esa base levantan y expresan sus reivindicaciones económicas, sociales, políticas y culturales, las procesan y las convierten en directrices para la acción, llevándolas a la practica en su accionar cotidiano e influenciando con ellas tanto a otras fuerzas políticas como a las fuerzas sociales existentes.

Las OPM orientan su esfuerzo a construir los factores de poder esenciales para lograr cumplir con sus objetivos históricos y para coadyuvar en la concreción de las aspiraciones de largo plazo más sentidas por los trabajadores. De esa manera, concentran su acción en materializar el poder ideológico, el poder político, el poder económico, el poder social y en concitar la solidaridad y el apoyo internacional a su lucha de liberación nacional, de solución  democrática a los problemas nacionales y de construcción del socialismo en nuestra patria.  

Los principales actores de la construcción del poder popular son los propios trabajadores y el espacio fundamental desde donde se puede avanzar en el cumplimiento de dicho propósito son sus organizaciones sociales: sindicatos, cooperativas, organizaciones campesinas, populares, estudiantiles, etc. Allí debemos centrar nuestro accionar de construcción de poder. Es en estos espacios donde debemos aprender y enseñar a practicar la esencia del problema del poder: que sea el pueblo el que tome autónomamente y democráticamente las decisiones concientemente -sin caer en el populismo- sobre sus problemas económicos, sociales, ideológicos, culturales y políticos mas vitales, más urgentes, más transcendentales, históricos, pero, además, también, sobre su vida cotidiana, ejerciendo, así, la autogestión popular como enfoque y practica de ejercicio de la democracia y del poder del pueblo.

7. ES EXPRESION DE UN  NIVEL DE CONCIENCIA Y ACTIVIDAD DE LOS REVOLUCIONARIOS

Existen tres niveles orgánicos de participación de los hombres en el movimiento revolucionario. Ellos expresan los diferentes grados de desarrollo ideológico, político y organizativo que van logrando con su participación en el proceso. Tales niveles son: de vanguardia, intermedio y de masas, a los cuales corresponden tres formas organizativas de tipo estratégico: la organización de vanguardia, las organizaciones políticas de masas -OPM- y los movimientos políticos de masas -MPM- respectivamente.

La mayoría de los activistas que participan en una OPM son compañeros que actúan en una organización social especifica, realizan allí una labor de construcción revolucionaria, su experiencia aún es limitada, pues no es extendida al conjunto del accionar revolucionario, su formación ideo política todavía no es muy avanzada y su nivel organizativo está en ascenso. Allí habitualmente hacen la escuela necesaria para formarse como revolucionarios y alcanzar mayores niveles de conciencia y compromiso. Por todo eso, una OPM representa un nivel intermedio de desarrollo del activista revolucionario; pretende recoger y agrupar ante todo ese tipo de compañeros y una buena parte de su función radica en catapultarlos ideológica, política y orgánicamente, de acuerdo con el desarrollo individual que vayan alcanzando.

En otras palabras, la OPM es una escuela de formación política, de fundamentación de la conciencia política, que permite, en este caso, a los activistas sindicales madurar sus concepciones, racionalizar su practica, hacerse a una visión acabada sobre los acontecimientos y contradicciones nacionales, generar propuestas de solución política a todos los problemas que van enfrentando, ganar disciplina orgánica y desarrollar liderazgo social y político dentro de los trabajadores y el pueblo.


8. SE ADAPTA A LAS CONDICIONES DE GUERRA QUE VIVIMOS

La OPM se adapta a las condiciones de guerra impuestas por la burguesía en el país. Por ser una organización política cuyo carácter depende del estadio de desarrollo de la lucha de clases, de la correlación de fuerzas y de la actitud concreta que toman las clases contendientes, se puede adaptar a cualquiera de las contingencias que aparecen en esta brega. Una de ellas es la agudización de la guerra, en donde la OPM debe actuar semiclandestina o clandestinamente, de acuerdo con la profundidad del conflicto.

En ese sentido, los activistas de la OPM deben ser concientes del tipo de realidad que vivimos y no caer en el liberalismo ni en actitudes de subestimación del enemigo, cosa que puede llevar, en las circunstancias actuales, a su destrucción.

La capacidad de adaptación táctica de la OPM hace que pueda defender y desarrollar en todo momento, en los más variados escenarios y condiciones, las reivindicaciones económicas, sociales, culturales y políticas de los trabajadores.

Es, entonces, un instrumento organizativo necesario, ágil y eficiente para avanzar en la concreción de los propósitos trazados por los revolucionarios en momentos políticos tan difíciles como los actuales.

Como herramienta política que le da perspectiva de poder al movimiento obrero y sindical, como instrumento que lo proyecta a través de propuestas políticas generales -como la de construir Modelo de Desarrollo Democrático- y sectoriales, que desarrolla múltiples formas de lucha y organización de los trabajadores, es el único medio  político de masas de los trabajadores capaz de enfrentar en el largo plazo y con un horizonte claro a la ofensiva burguesa. Tiene, además, la posibilidad de dotarse del instrumental social, económico, político e ideológico necesario para resistir su ofensiva total y para acumular dinámicamente en las actuales condiciones de guerra.


I. PORQUE CONSTRUIMOS ORGANIZACIONES POLITICAS DE MASAS.

Existen una serie de razones política e históricas que nos permiten reafirmar la validez de la construcción del Movimiento Revolucionario, de la Fuerza Social Revolucionaria y, dentro de dicho criterio, de sus instrumentos políticos: Vanguardia, Organización Política de Masas (OPM) y Movimiento Político de Masas (MPM). Así mismo, contemplado dentro de tal enfoque, está el carácter, el papel y la línea de construcción de las Organizaciones Sociales.

Es nuestra intención en este documento únicamente referirnos a las OPM. Por ello nos centramos, en esta primera parte de la exposición, en justificar la edificación histórica de este instrumento organizativo en nuestras condiciones concretas, viéndolo solo valido como herramienta de trabajo organizativo y no como propósito o fin político.

Expongamos, pues, los motivos que nos llevan a tal afirmación: 

1. Las OPM Son La mejor Respuesta Organizativa Para Canalizar Políticamente La Diversidad Social Contenida En Nuestra Formación Económico-Social.

En Colombia existe una abigarrada estructura de clases, capas, sectores y estamentos sociales, que complejizan no solo la lucha de clases sino, también, las formas organizativas a impulsar por los revolucionarios destinadas a canalizar estratégicamente el conflicto social.

El carácter capitalista dependiente de nuestro país si bien ha conllevado al proceso de disolución de las relaciones económicas precapitalistas, a su vez no ha dado origen a un amplio y profundo desarrollo industrial que posibilite el crecimiento y consolidación  de la clase obrera como el conglomerado social más importante de la nación desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo;  a lo que condujo este tipo de desarrollo fue al nacimiento y crecimiento de multitud de sectores sociales, que por su gran diversidad hacen supremamente compleja la estructura de clases de nuestra formación económico social.

Desde mediados de la década de los cincuenta, durante la última etapa de la guerra civil no declarada, conocida popularmente por todos nosotros como la época de “la violencia”, hubo un crecimiento de enormes proporciones de los llamados sectores populares -semiproletariado y pequeña burguesía urbana-, de los trabajadores del sector servicios y del proletariado industrial y agrícola.

Esta gran diversidad social nos plantea el interrogante de como incorporar al movimiento revolucionario al conjunto de los explotados y oprimidos del país, que tienen contradicciones generales y especificas con el bloque dominante.

Cuales son, pues, las formas organizativas que pueden potenciar la energía revolucionaria de estas clases, capas, sectores y estamentos sociales? Sin duda alguna para nosotros, un instrumento vital para realizar esta tarea es la OPM. Ella no solo facilita potenciar y canalizar esa energía sino, también, dirigirla hacia la construcción de un gran Movimiento Político de Masas de carácter democrático y revolucionario.

2. La OPM Es Producto De La Racionalización De La Experiencia Organizativa Desarrollada Por Diversos Movimientos Políticos De Masas En Nuestro País.

Uno de los problemas no resueltos dentro del acontecer histórico del movimiento de masas de nuestro país, es el de la conducción política permanente y el de la existencia de una columna vertebral que le permita tener continuidad, profundidad y extensión a los Movimientos Políticos de Masas. Recordemos casos como el del Frente Unido de Camilo Torres, que se disolvió al no tener un sostén político-organizativo duradero. Esta es una experiencia histórica bastante aleccionadora para nuestro caso.

Por otro lado, los movimientos sociales y sus protestas, no logran expresarse de una manera coordinada, en el tiempo y en el espacio, y no han trabajado por centralizarse ni por construir el poder popular. Ello les ha llevado a ser coyunturalistas, espontaneístas y economicistas.

Entonces, orgánicamente como podemos responder a semejantes retos? Empecemos por decir que la columna vertebral del movimiento de masas debe estar conformada por cuadros y activistas organizados, con capacidad real de conducción. El movimiento por si solo no puede dotarse de una conducción y emprender las múltiples tareas que se requieren para lograr el triunfo  en la lucha de clases. Esta organización de activistas y cuadros- que es escuela permanente de formación de nuevos revolucionarios- es la OPM.

Ella es la que debe darle continuidad al  movimiento, contribuir a su centralización en una propuesta político-organizativa mucho más amplia, que agrupe a todas las masas; la que debe dirigir coordinadamente la protesta y la confrontación que libran las Organizaciones Sociales contra el régimen burgués y la que encabeza, en estos espacios, la construcción del poder popular.

3. La Construcción de OPM Facilita La Superación De Los Vacios Que Tiene La Izquierda En Su Accionar Al Interior Del Movimiento De Masas.

Los vacios más notorios que ha tenido históricamente la izquierda revolucionaria colombiana rondan alrededor de su estado de separación con el movimiento de masas y, en consecuencia, la despolitización del mismo. Esta realidad la ha acompañado inexorablemente durante mucho tiempo, así en tiempos recientes se haya venido superando esta grave deficiencia.


La práctica política pasada ha contribuido ha que esta brecha se ensanche. Una muestra de ello es que una gran capa de activistas revolucionarios hoy están  desligados de la construcción de propuestas políticas y de formas organizativas nacionales. Su práctica política se limita a su actividad local; por otra parte, la izquierda consecuente no ha logrado captar otra gran cantidad de revolucionarios honestos, que se desempeñan en el movimiento de masas, debido a que su aislamiento ha facilitado la labor de los oportunistas, quienes la presentan a los ojos de muchos como extrema izquierda.

El plantearnos centralizar una buena cantidad de activistas de masas y politizar el movimiento de masas, nos obliga a emprender la construcción, en primer lugar, de un espacio organizativo donde confluyan aquellos -activistas, formas organizativas locales, corrientes revolucionarias y nuevos combatientes que destaca diariamente la lucha de clases- quienes actúan en un espacio de masas determinado -obrero-sindical, popular, campesino, estudiantil, etc- con unidad  ideo política y otras características que más adelante enumeraremos. Ellos deben ganar o tener ganada cierta experiencia política, un nivel teórico mínimo y la experiencia necesaria para comprometerse a llevar una vida organizativa  reglamentada. Tal espacio orgánico son las OPM.

En segundo lugar, hay que construir un espacio mucho más amplio donde confluyan no solo las OPM sino todas las fuerzas sociales y políticas amplias que tercian por el cambio revolucionario en el país. Tal espacio es el Movimiento Político de Masas.

Las experiencias políticas más recientes nos han enseñado que hay que evitar que las OPM y el MPM se conviertan en espacios organizativos que propician la instrumentalización y el control burocrático y vertical del movimiento de masas y en espacios de legalización de activistas o de ejercicio del hegemonismo de una fuerza sobre las otras. Muchas de estos males los hemos vivido una y otra vez desde la década del setenta en expresiones orgánicas como la UNO, el FD y la UP -impulsadas por el Partido Comunista-; el Movimiento Firmes y la Corriente de Unidad y Democracia -impulsada por el M19-; la UDR y el Frente Popular, impulsado por el PCC-ML y A Luchar -impulsado por nosotros-.

4. Las OPM Son Fruto De Nuestra Experiencia Político-Organizativa Como Fuerza Política.

Como herederos políticos de Camilo Torres, el más grande revolucionario democrático que ha producido América Latina, y articuladores de los aportes de los revolucionarios pre marxistas y marxistas, podemos identificar tres grandes momentos en nuestra construcción orgánica de formas políticas de masas al interior del  movimiento de masas. Ellos son:

a. La construcción del Frente Unido.

En cuanto al Frente Unido hay valiosas lecciones que aprender. Su inicio se da como propuesta para diversas fuerzas de centro -MRL Línea Dura, ANAPO, Democracia Cristiana-, quienes se acercan y participan pasajeramente en el Frente por motivos electorales básicamente; fuerzas de izquierda como el  MOEC, PCC, Vanguardia Nacional Popular, PSR-ARCO, FUAR, compañeros de fuerzas insurgentes -las cuales recién aparecen en el país-  y sectores de los movimientos sociales.

Todas estas formas organizativas confluían allí al estar de acuerdo con la Plataforma de Lucha lanzada por Camilo. Viendo críticamente la participación en el Frente de todas estas fuerzas políticas, su fundador toma como principal preocupación organizar las bases que no tenían ninguna militancia política. Así lo expresó en varias oportunidades “el pueblo se ha dado cuenta de que la organización es la base del movimiento revolucionario...la organización de la base es un hecho que crece con una celeridad insospechada.

...El Frente Unido del pueblo esta constituido por los movimientos políticos organizados que hayan aprobado la plataforma de lucha y por todos los colombianos (liberales, conservadores, anapistas, lopistas, MRL, comunistas, expulsados o no, organizados o no, demócratas cristianos, independientes, etc,) que aprueben esa misma plataforma.

Necesitamos unir  a los oprimidos contra los opresores. Pero en Colombia la mayoría de los oprimidos no pertenecen a los grupos políticos organizados. Son los no alineados, los que quieren en su mayoría la revolución, pero no están organizados. Cuál es entonces el deber de los revolucionarios más conscientes, mas organizados, no tanto en su grupo sino en la revolución colombiana? Pues  organizar los no alineados, por eso, la preocupación central del Frente Unido es organizar los no alineados. Hacer que se alinien”[11]

Camilo parte de que la agitación política ha facilitado la movilización popular, pero visualiza que esta aun no se ha transformado en organización; se propone entonces pasar a tomar como tarea central la organización política del pueblo, pues si bien ella existe a nivel nacional es todavía muy débil y dispersa. Hay que lograr complementar la extensión del Frente Unido con la consolidación de la calidad de sus formas organizativas de base, que el mismo Camilo va a clasificar en tres tipos:

·      Comandos homogéneos de los grupos organizados que participan formal e informalmente, del Frente Unido.

·      Comandos mixtos constituidos con elementos de los grupos organizados y por los no alineados.

·      Comandos homogéneos de “no alineados” en otros grupos.

Los no alineados van a ser el fundamento orgánico para construir un Movimiento Político de Masas, de ahí que Camilo plantee que la constitución de comandos de este tipo es la tarea orgánica esencial de los revolucionarios dentro del Frente Unido. Además, se propone estimular y apoyar a las organizaciones sociales de obreros, campesinos, pobladores, estudiantes tanto en sus luchas reivindicativas como en la transformación de estas en luchas políticas, que los conduzcan a la lucha por el poder político.

Las principales enseñanzas que se desprenden de esta experiencia son:

·      Las alianzas políticas y sociales hechas por los revolucionarios se van decantando por medio de la lucha ideológica y política librada al interior del trabajo de  masas.

·      Los Movimientos Políticos de Masas son espacios de organización de la población explotada y oprimida y deben servir para incorporar a los de abajo a la lucha revolucionaria. Lo fundamental es organizar a  los “no  alineados”.

·      Sin una columna vertebral política -en el caso del Frente Unido lo que Camilo llamó los comandos-, las Organizaciones Políticas de Masas, los proyectos políticos de masas no pueden sobrevivir.

·      Las organizaciones sociales no deben limitarse a desarrollar la lucha reivindicativa sino que deben orientar sus esfuerzos a construir el poder popular y a desarrollar la lucha política para ayudar a conquistar el poder para el pueblo.

b. La construcción del FER y los CTS.

La segunda gran experiencia que intentamos desarrollar, esta propiamente como OPM, fue la de la construcción de los Colectivos de Trabajo Sindical -CTS-, como OPM de los trabajadores y el Frente Estudiantil Revolucionario Sin Permiso -FERSP-, como OPM de los estudiantes.

Que nos deja esta experiencia? En primer lugar, un buen acumulado político-organizativo, que luego perdimos por la incapacidad de formar cuadros revolucionarios, la escasa diferenciación que hicimos entre los espacios naturales de las masas y sus organizaciones políticas, la poca ductibilidad para canalizar las coyunturas políticas favorables, la baja capacidad de conducción política nacional y por la existencia de serias contradicciones políticas en torno a la línea de construcción de la Fuerza Social Revolucionaria en nuestro país, cosa que dio al traste con la existencia de este par de experiencias.

En segundo lugar, nos dejó un buen acumulado teórico-practico en torno a como construir este tipo de instrumentos revolucionarios.

En tercer lugar, nos permitió formular propuestas organizativas de tipo estratégico para algunas de las clases, capas, sectores y estamentos sociales del bloque dominado. Con ellas avanzamos a construir propuestas políticas específicas, que valga decir, no pudieron trascender en el largo plazo. Sin embargo, nos dejaron puntos importantes de partida, que hoy es importante retomar.

En cuarto lugar, estas OPM dieron origen a A Luchar, lo que constituía el primer intento, desde el Frente Unido, que hacíamos por dar un salto político-organizativo dentro del movimiento de masas.

c. La construcción de A Luchar.

 Movimiento político de masas.

Posteriormente desarrollamos la experiencia de Monroy que ha atravesado por tres  fases: de acuerdo político sindical  a alianza entre organizaciones políticos de diversos frentes  de masas y partidarias y, de esta, a la propuesta actual de convertirla en “una sola organización política de masas pública  y semilegal” o convertirla en un movimiento político de  masas, que es nuestra propuesta, bajo un proceso que tiene varios casos que mas adelante enumeraremos. Las experiencias de la organizaciones políticas de masas a nivel intermedio las analizaremos en el apartado en que tratamos este tema. En los  últimos años hemos comenzado a trabajar con el fin de organizar a las más amplias  masas, y construir la dirección del movimiento político de masas  como dos aspectos estrechamente relacionados pues la dirección no se puede construir fuera de este sino en conjunto en este, y a la vez diferenciados, ya que el desarrollo ideológico, político  y  organizativo de las organizaciones  que ejercen la conducción del movimiento  es más  alto  que el de las organizaciones básicas que componen el movimiento.

Nuestra situación organizativa actual nos plantea las siguientes tareas:


Las teorías organizativas sobre Monroy

En la actualidad hay tres posiciones sobre los niveles organizativos  necesarios para la construcción del proyecto político para el movimiento de masas:

1. El movimiento de masas se debe construir sobre la base de una propuesta política general que reúna las necesidades de las diferentes partes de este, sin la necesidad de que la propuesta tenga expresiones políticas-organizativas para cada clase, sector o capa de nuestra estructura de clases de la formación económico-social colombiana;

2.  La de articular y desarrollar la propuesta  más amplia para el movimiento de masas con formas organizativas más reglamentadas, de carácter intermedio, que le den solidez y continuidad dentro del panorama político nacional a la propuesta global y le sirvan de columna vertebral  a esta. Estas organizaciones de masas de  nivel intermedio se han venido construyendo históricamente y se han ganado un espacio político propio en los sectores más avanzados de las masas  en los diversos frentes de  masas en donde se han venido construyendo;

3. Existen cuatro niveles de organización  que se deben  agrupar así: a) vanguardia, b) organizaciones políticas de masas cerradas, c) organizaciones políticas de masas públicas y d) las masas  agrupadas en formas organizativas generales de tipo gremial.

La primera discusión que  tenemos que plantear es la de los niveles  organizativos ya que para los compañeros de la primera posición solo existe la vanguardia y la organización general de las masas, para nosotros  existen tres niveles: de vanguardia, intermedio y de masas, y los de tercera con cuatro niveles (tres políticos y uno gremial). A continuación explicaremos el porque  de los tres niveles y sus características.


Para construir un movimiento político de masas es necesario tomar en cuenta:

5. Las OPM Han Sido Desarrolladas En Otras Experiencias Organizativas  Revolucionarias Latinoamericanas.

La Juventud Revolucionaria Nicaragüense (JRN). “Cuando formamos la JRN qué es lo que nos planteamos? Estabamos claros de que era necesario un destacamento juvenil que pudiera llevar una sola y única orientación a todos los jóvenes nicaragüenses. Ya existían organizaciones que de una u otra forma venían aglutinando a los jóvenes a nivel nacional y que tenían una influencia clara, antecedentes y trayectoria. Estaba el FER  en la universidad, el movimiento cristiano y revolucionario en los barrios, el movimiento estudiantil de secundaria y los movimientos juveniles como organizaciones de masas de los jóvenes, pero se trataba a todos ellos de darles una dirección única ... Reunimos el conjunto de cuadros que habían estado trabajando a nivel juvenil y les expusimos la idea. En la discusión salieron dos consideraciones: Si surge la JRN desaparece el movimiento cristiano revolucionario y desaparece el FER. Si desaparece el FER  qué pasa? Es una organización que tiene toda una historia una trayectoria consecuente durante los años más difíciles de la lucha. Ha sido bastión de lucha del FSLN,  ha recogido su experiencia, el FSLN  se ha proyectado a través de esta organización. Desbaratarlo sería posiblemente un error político. Y en cuanto al MCR?  tenían su aporte porque venia desarrollando trabajo de barrios...pero concluimos que el FER había que mantenerlo y el MCR había que buscar como hacerlo desaparecer” entrevista a Carlos Nuñez, transcrita en Nicaragua y revolución, Pilar Arias Pág. 139 y 140.

6. Las OPM Han Sido Producto De La Experiencia Organizativa Internacional Del  Marxismo-Leninismo.

El marxismo ha tenido una rica y variada experiencia organizativa que le ha permitido ir desarrollando propuestas diferentes en este terreno, que son específicamente aplicables a condiciones sociales y políticas concretas. La más rica de estas es la experiencia leninista, que apunta a solucionar el problema de los niveles organizativos necesarios para el desarrollo y la incorporación  del movimiento de masas a la lucha revolucionaria y a solucionar el problema de la dirección política del proceso revolucionario.

Si bien Lenin adjudica a la vanguardia el papel de dirigir el proceso en su conjunto y a todas las demás instancias organizativas que participan en este, no se limita a reducir el espacio organizativo revolucionario a la vanguardia.

En efecto, plantea que deben existir una serie de organizaciones que agrupen a todo aquel que quiera participar en el proceso. “Porque existe toda una cadena de eslabones empezando por el puñado  que forma un núcleo muy clandestino y estrecho de revolucionarios profesionales (centro) y terminando en una masiva organización sin miembros...esta claro de por si que estos eslabones intermedios se encontraran en medio de la organización de revolucionarios y la organización de masas; en medio por el tipo de su estructura , es decir, serán menos estrechos  y clandestinos en el centro, pero más que una unión  de tejedores, etc.”[12]. Y luego escribe “Ha olvidado (Troski) que en mi libro  (Que hacer) presupongo una serie de organizaciones de tipo diversos, desde las más conspirativas y estrechas hasta las más  amplias y ‘libres’... ha  olvidado que el partido debe ser únicamente el destacamento de vanguardia  y dirigente de la inmensa masa de la clase obrera, la cual actúa en su totalidad (o casi en su totalidad) bajo la dirección y  el control de  las organizaciones del partido, pero que en su totalidad no pertenece ni debe pertenecer al partido”[13].

Más tarde, en los albores de la revolución de 1905, Lenin propone que los sectores avanzados del movimiento obrero, la capa intermedia entre las masas y los revolucionarios profesionales, estén dentro del partido. “Por el grado de organización  en general , y por el de clandestinidad en particular, pueden más o menos distinguirse, poco más o menos, las categorías siguientes:

a. Organizaciones de revolucionarios

b. Organizaciones de obreros, lo más amplias y diversas posibles (me limito a la clase obrera, suponiendo como cosa que se entiende por si misma que, en determinadas condiciones, ciertos elementos de otras clases entraran también en otras organizaciones). Estas dos categorías constituyen el partido. Luego;

c. Organizaciones obreras adheridas al partido;

d. Organizaciones obreras no adheridas al partido, pero subordinadas de hecho a su control y dirección;

e. Elementos no organizados de la clase obreras sometidos también en parte, al menos en el caso de grandes manifestaciones de la lucha de clases, a la dirección de la Socialdemocracia.

Así es, aproximadamente, como están las cosas desde mi punto de vista”[14].

Stalin, por otro lado, reconoce también que al lado de la vanguardia existen otra serie de organizaciones políticas y sociales de la clase obrera. El escribe al respecto: “El partido es el destacamento avanzado de la clase obrera. Pero el partido no es la única organización  de la clase obrera. El proletariado cuenta con muchas otras organizaciones  sin las cuales no podría luchar con éxito contra el capital; sindicatos, cooperativas... organizaciones femeninas sin partido, prensa, organizaciones culturales y educativas, uniones de la juventud, organizaciones revolucionarias de combate... La inmensa mayoría de estas organizaciones son organizaciones sin partido y solo unas cuantas están directamente vinculadas al partido o son ramificaciones suyas... Pero como llevar a cabo la dirección única, con tal abundancia  de organizaciones? Qué garantía hay de que esta multiplicidad de organizaciones no lleve a incoherencias en la dirección? Cada una de estas organizaciones actúa en su propia órbita y por ello no pueden entorpecerse las unas a las otras. Esto naturalmente, es cierto, pero  también lo es que todas estas organizaciones tienen que desplegar su actividad en una misma dirección, pues sirven a una sola clase, a la clase de los proletarios”[15]


Gramsci también contribuye a este debate cuando anota: “Para que exista el partido es  preciso que coexistan tres elementos fundamentales:

a. Un elemento indefinido, de hombres comunes, medios, que ofrecen, como participación su disciplina y su fidelidad, más no el espíritu creador  y con alta capacidad de organización. Sin ellos el partido no existiría, es verdad, pero es verdad también que el partido no podría existir solamente con ellos. Constituye  una fuerza en cuanto existen hombres que lo centralizan, organizan y disciplinan, pero en su esencia de esta fuerza cohesiva se dispersarían y se anularían en una hojarasca inútil...

b. El elemento de cohesión principal, centralizado en el campo nacional, que transforma en potente y eficiente a un conjunto de fuerzas o que  abandonadas a sí mismas contarían cero o poco  menos. Este elemento esta dotado de una potente fuerza de cohesión que centraliza y disciplina y sin duda causa de esto esta dotado igualmente de inventiva...

Es verdad también que un partido no podría estar formado solamente por este elemento, el cual sin embargo tiene más importancia que el primero  para su construcción...

c. Un elemento medio, que articule el primero y el segundo, que les pone en contacto no solo físico, sin moral e intelectual. En realidad, para cada partido existen proporciones definidas entre estos tres elementos y se logra el máximo de eficiencia cuando tales proporciones definidas son alcanzadas”[16].

En consonancia, podemos sacar varias conclusiones de la experiencia marxista en el terreno organizativo. Ellas son:

a. Las formas intermedias de organización -OPM- han sido desarrolladas ya desde el principio de siglo, en algunos casos como organizaciones de “fuera” de la vanguardia y, en otros, como integrantes de esta[17]; son, desde el punto de vista de los clásicos del marxismo, instrumentos necesario para llevar la política a las  masas; hacer participar orgánicamente en la revolución a sectores avanzados del movimiento de masas y ejercer un grado de conducción política, determinado por las condiciones particulares de cada proceso.

B. Existen multiplicidad de formas organizativas dentro del proceso que deben tener una dirección ideológica y política unificada,  así tengan diversas direcciones desde el punto de vista organizativo. Esas formas deben desarrollar su actividad en una misma dirección, pues están al servicio de la clase obrera y el pueblo en miras de contribuir a desarrollar el proceso de acumulación de fuerzas, construir el poder popular y llevar a la clase obrera y el pueblo a participar en la revolución.

C. Existen tres niveles dentro del movimiento revolucionario -estén dentro  de la estructura de vanguardia o no-, que representan: el uno a la dirección del proceso revolucionario en su conjunto -el elemento de cohesión principal en Gramsci y la Organización de Revolucionarios en Lenin-; el otro la capa intermedia que es capaz de unir a la dirección revolucionaria con las masas -elemento medio en Gramsci y Organizaciones intermedias u organizaciones obreras lo más amplias y diversas posibles en Lenin; y el tercero, que representa a las masas -elemento indefinido en Gramsci y organizaciones obreras unidas al partido, organización obrera no unida pero subordinada al control y dirección del partido y elementos  no organizados que necesitan que sobre ellos se ejerza  la conducción pero al mismo tiempo aportan su capacidad de lucha en Lenin. Estos tres elementos son inseparables en el  proceso y solo combinados adecuadamente se puede lograr la victoria revolucionaria.

d. Existe la necesidad de organizar políticamente a las masas, pues la historia nos demuestra que ellas tienen diversos niveles políticos de organización, cuyo carácter depende, en gran medida, de las condiciones concretas en que se desenvuelve la lucha de clases. Tales organizaciones pueden ser agrupadas en un gran Movimiento Político de Masas, el cual puede potenciar y centralizar las mayorías y hacerlas eficaces y poderosas en el combate contra sus enemigos.

7. La Construcción De OPM Corresponde A La Concepción De Poder Popular Que Desarrollamos.

Si el pueblo el que hace la revolución, debemos trabajar porque este desarrolle su propio poder, sus propias instancias de poder -sus propios órganos de poder popular-. Bajo ese criterio vemos la necesidad de construir formas político-organizativas -OPM- de largo alcance que contribuyan a expresar los intereses ideo-políticos de este, procese dialécticamente la política y contribuya a su participación consciente en el proceso revolucionario.

También Las OPM contribuyen a desarrollar el proceso de confrontación que se enmarca dentro del proceso de construcción de poder y a la articulación  estratégica vanguardia-masas, para armonizar las experiencias y aportar en el proceso de unidad de la teoría  revolucionaria con el movimiento de  masas. Ellas, además contribuyen a la unidad revolucionaria y popular en la medida en que expresan las reivindicaciones políticas del movimiento de masas y contribuye a procesarlas en directrices políticas, llevándolas a practica en su accionar político e influenciando con ellas tanto a las fuerzas políticas como a las fuerzas sociales.

8. Las OPM Corresponden A Un Grado De Desarrollo De La Conciencia Y La Actividad De Los Revolucionarios.

Existen tres niveles orgánicos de participación de los hombres en el movimiento revolucionario. Ellos expresan los diferentes grados de desarrollo ideológico, político y organizativo que van logrando en su participación en el proceso. Estos niveles son de vanguardia, intermedio y de masas, a los cuales corresponden tres formas organizativas de tipo estratégico: la organización de vanguardia, las organizaciones políticas de masas y los movimientos políticos de masas respectivamente.

La mayoría de los activistas que participan en una OPM son compañeros que actúan en una organización social especifica, realizan allí una labor de construcción revolucionaria, su experiencia aún es limitada pues no es extendida al conjunto del accionar revolucionario, su experiencia habitualmente no es muy amplia, su formación ideo política todavía no es avanzada y su nivel organizativo está en ascenso. Allí habitualmente hace la escuela necesaria para formarse como revolucionario y alcanzar mayores niveles de conciencia y compromiso. Por todo eso, una OPM representa un nivel intermedio de desarrollo del activista revolucionario; pretende recoger y agrupar ante todo este tipo de compañeros y su función es catapultarlos ideo política y orgánicamente.





[1] Federico Engels, Las Guerras Campesinas En Alemania.
[2] Lenin, Carta A P.G. Smidovich.
[3] Lenin, Discurso Ante El II Congreso Del POSDR.
[4] Lenin, Un Paso Adelante, Dos Pasos Atrás.
[5] José Stalin, Cuestiones Del Leninismo.
[6] José Stalin, Cuestiones Del Leninismo.
[7] José Stalin, Cuestiones Del Leninismo.
[8] Antonio Gramsci, Notas Para Una Teoría Del Partido Político Marxista.
[9] Tal apreciación parte de la posición expuesta por  Lenin en “Un Paso Adelante, Dos Pasos Atrás”.
[10] Camilo Torres, Cristianismo Y Revolución.
[11] Camilo Torres, Cristianismo Y Revolución.
[12] Lenin, Carta A P.G. Smidovich.
[13] Lenin, Discurso Ante El II Congreso Del POSDR.
[14] Lenin, Un Paso Adelante, Dos Pasos Atrás.
[15] José Stalin, Cuestiones Del Leninismo.
[16] Antonio Gramsci, Notas Para Una Teoría Del Partido Político Marxista.
[17] Tal apreciación parte de la posición expuesta por  Lenin en “Un Paso Adelante, Dos Pasos Atrás”.

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